Había una vez una viejita que vivía en el quinto piso de un gran edificio, y una noche se le apareció un Genio y le dijo: -Señora., por cumplir sus cien años le voy a conceder tres deseos. Emocionada, ella solicitó sus deseos sin pensarlo demasiado: -Primero quiero tener treinta años, segundo quiero que mi apartamento se convierta en ático y tercero que mi gato se convierta en un príncipe. El genio le concede sus deseos y se va. La rejuvenecida viejita se queda feliz con su príncipe pero éste, mientras recibía su abrazo y sus besos, le pregunta: -Ahora... ¿no te arrepientes de haberme castrado?
Había una vez una viejita que vivía en el quinto piso de un gran edificio, y una noche se le apareció un Genio y le dijo:
ResponderEliminar-Señora., por cumplir sus cien años le voy a conceder tres deseos.
Emocionada, ella solicitó sus deseos sin pensarlo demasiado:
-Primero quiero tener treinta años, segundo quiero que mi apartamento se convierta en ático y tercero que mi gato se convierta en un príncipe.
El genio le concede sus deseos y se va. La rejuvenecida viejita se queda feliz con su príncipe pero éste, mientras recibía su abrazo y sus besos, le pregunta:
-Ahora... ¿no te arrepientes de haberme castrado?